Hoy fue un día agradable, un día de esos en el que todo se resolvió en el momento, lugar y tiempo exacto, hoy fue un día de Chataing, de la Vega y Símon en mi Radio, un día con Maracay soleado, ardiendo en realidad, colas en el Banco y una jornada laboral ligera, pero fue particularmente un día muy observado por mi, me di cuenta que me querían atracar y no me deje, me escabullí, note que tengo años que no me como un tiramisu, ni un golfeado y que además la palabra "foami" es como que complicada, rara necesita mucho aire al pronunciarla, hoy fue un día extraño, pero que me dejo un recuerdo muy particular. Los traslado a la escena...
9.00am Banesco, la cola gigante, yo en el tercer turno, imaginando que la situación era una especie de competencia olímpica en la que había quedado en el tercer lugar, a pesar de mi esfuerzo sobrehumano de despertar a las 6.00am para estar en el lugar puntual y evitar contratiempos, gente conversando, conociéndose en la cola del Banco, Venezolanos al fin y al cabo, gente tomando café, leyendo, el periódico, gente, simplemente eso, mucha gente y yo metido de cabeza en la radio a través de mi celular, de repente entre tanta gente mientras miraba el piso, veo un par de zapatos, tal vez de una talla 37, color amarillo, subo la mirada y era un señor de unos 70 años de edad tal vez, regreso al enfoque principal "zapatos amarillos" me sorprendo y me di cuenta que jamas había visto a un caballero usar zapatos amarillos, mocasines amarillos de vestir, con esa suela tipica que suena a cada paso que das, que no te permite pasar desapercibido, amarillos como el sol, los zapatos eran un extraño viaje a los 70´s sin intentar ser anticuados, amarillo, amarillo era lo que lo unia al piso; llevaba una bermuda color beige, perfectamente planchada con trazos que envidiaría mi abuela, muy buen planchador el responsable, un suéter del mismo tono amarillo de los zapatos y un pequeño arete brillante en su oreja izquierda, un par de anillos, una pulsera, un reloj al parecer caro y un acompañante que se enlaza a su mano derecha como ancla al fondo del mar, también creo de unos 70 años, ambos tenían una estatura de 1.60 aproximadamente, el acompañante de nuestro chico de zapatos amarillos, con un look muy rockero, una melena canosa de esas ochenteras, una franela que le hacia alusión al famoso grupo Kiss, pantalón y botas de cuero, brazaletes de "púa" ¿se le podría llamar así?; y los infalibles lentes de sol
Definitivamente frente a mi se estaba paseando un espectáculo para nada esperado en este lado del Planeta, obviamente al instante parpadeo y recuerdo, a las demás personas a mi alrededor y decido valientemente observarlos a todos mientras nuestros personajes tomados de la mano aún se dirigían a hacer su fila para ingresar como todos al Banco, se empezaron a disparar risas, comentarios en voz baja, algunos insultos al estilo "lanza la piedra, esconde la mano" y otras tantas tonterías que eran de esperarse, hasta el típico e irritante "no tienen vergüenza" Me olvide de la Radio y deje que toda esta situación se convirtiera en mi entretenimiento matutino. Todo el mundo se harta, mas sin embargo no esperaba que ellos o que el Sr. de zapatos amarillos lo hiciera, sucedió lo siguiente.
Mi admirado caballero de zapatos amarillos, porque me volví su fan, soltó la mano de su acompañante por un par de minutos y distanciándose de la fila se dirigió a todos nosotros diciendo: "Pasa algo?, alguien esta incomodo?, estoy molestando a alguien?, MI NOVIO ESTA MOLESTANDO A ALGUIEN?, soy cliente del mismo Banco que todos ustedes tenemos un nexo que podríamos llamar "financieramente framiliar". Les agradecería respeto y que dejen de murmurar, tengo años oyendo murmuros, tengo años alimentado los frágiles temas de conversación de mucha gente como ustedes, pero hoy no quiero, hoy estoy HARTO, hoy voy a enfrentarlos porque ya basta, no le hago daño a nadie, pero se empeñan, hagamos un trato voy a adaptar mi mente al nivel de todos ustedes pero dejen de murmurar y de mirarme, no voy a tocar por ahora a mi NOVIO, voy a volver a maltratar mi libertad por la mentalidad de los HETEROSEXUALES" Pero ya dejen de humillarme.
El resto fue un silencio extrañamente disonante que rompió con un "aplauso" que a través de mi sonrisa le regale al Señor de zapatos amarillos, ojala tengamos algún día la valentía que tiene este "ídolo" Hay cosas muy complejas de entender en la vida, pero nadie, nunca, nadie debe permitir que lo humillen...
Hoy aprendí eso y aprendí también que el amarillo no es un mal color para un par de zapatos...